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lunes, 26 de mayo de 2025

SANTIAGO PÉREZ EN LAS ESTAMPILLAS DE CORREO NACIONAL

 

1ra y 2da. Emisión Jefes de Estado
Santiago Pérez Manosalba
23 mayo 1830 Zipaquirá (Cund.)
5 agosto 1900 París 

El pasado 23 de mayo, se cumplieron 195 años del natalicio del zipaquireño Santiago Pérez Manosalba, quien alcanzó el solio de Bolívar y lo ejerció entre 1874 y 1876. En diferentes ocasiones desde el Centro de Historia de Zipaquirá hemos rendido homenaje y exaltado la vida y obra de Don Santiago Pérez; en esta oportunidad, recordaremos al Presidente de los Estados Unidos de Colombia, oriundo de Zipaquirá y su presencia en las estampillas del correo nacional.

En 1981 la Administración Postal Nacional (ADPOSTAL), dio inicio a una serie de emisiones destinada a exaltar los Jefes de Estado de la República de Colombia, es así como mediante la Resolución No. 0611 del 5 de marzo de 1981 se dispuso la puesta en circulación de 18.000.000 de estampillas divididas en diez motivos diferentes (Jefes de Estado de Colombia), con valor facial de $ 5.00 pesos para correo nacional. El contrato de impresión estuvo a cargo de Carvajal S.A.. (Adpostal. Boletín Informativo, 1981).

1ra Emisión Jefes de Estado 
9 de junio de 1981.
(Archivo Centro de Historia de Zipaquirá)

Los Jefes de Estado de Colombia, escogidos para hacer parte de esta primera emisión fueron: José María Obando, José Hilario López, Manuel Murillo Toro, Santiago Pérez, Rafael Reyes, Carlos E. Restrepo, José Vicente Concha, Miguel Abadía Méndez, Eduardo Santos y Mariano Ospina Rodríguez. 

Igualmente se dispuso la puesta en circulación de 13.500 sobres de primer día por valor de $ 95.oo el juego de 3 sobres con la serie completa.

Sobre de primer día. 1ra Emisión Jefes de Estado 
9 de junio de 1981 
(Archivo Centro de Historia de Zipaquirá)


Las estampillas de la serie Jefes de Estado, circularon por primera vez el 9 de junio de 1981.

Curiosamente dos meses después, ADPOSTAL, puso en circulación otra emisión correspondiente a la serie Jefes de Estado, utilizando las efigies de los diez mandatarios que habían sido escogidos para la primera serie, pero en esta ocasión el valor facial de las estampillas fue de $ 7.00 y no hubo sobres de primer día de circulación, algo no muy usual o prácticamente inédito en el escenario de las emisiones filatélicas en Colombia.

2da. Emisión por valor de $ 7.00 
11 agosto de 1981
(Archivo Centro de Historia de Zipaquirá)

Es estas dos emisiones de estampillas para el servicio de correo en Colombia, donde aparece la imagen de Don Santiago Pérez Manosalba. El diseño de la estampilla hizo uso del retrato oficial como Presidente de la República de Santiago Pérez, el cual hace parte de la colección del Museo Nacional de Colombia.


domingo, 18 de mayo de 2025

ZIPAQUIRÁ VISTA POR MANUEL ANCIZAR A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

 

Don Manuel Ancizar
1811 - 1882 

Manuel Ancizar, reconocido intelectual colombiano del siglo XIX, hizo parte de la Comisión Corográfica – empresa cultural que se encargó, entre otros, de levantar el mapa general de la República y sus provincias -, por lo que en enero de 1850 como secretario de Agustín Codazzi, inicia un recorrido por las provincias del norte de la República de la Nueva Granada – como se denominaba nuestro país en aquel entonces -. Producto de dicho viaje, publicará hacia 1853 una obra denominada “Peregrinación de Alpha”, donde plasma de manera detallada las costumbres, aspectos sociales, datos históricos, económicos, físicos, en general un estudio etnográfico de las provincias recorridas a mediados del siglo XIX.

En la parte inicial de su obra Ancizar se referirá a Zipaquirá, relato que compartimos a continuación: 

PEREGRINACIÓN DE ALPHA

“La entrada de Zipaquirá es bella y pintoresca por un trecho de camino recto sombreado de sauces y mejorado con buenos puentes sobre las quebradas y el riachuelo, obra debida a la pertinacia y actividad del corregidor español don Josef de Ancízar, vizcaíno de sanas intenciones, si bien un tanto militar en su modo de administrar el antiguo corregimiento. La importancia de Zipaquirá depende de sus ricas minas de sal gema y carbón y de la gran fábrica de elaboración del primer artículo perteneciente al gobierno, copiosa fuente de ingresos para el tesoro nacional. Con todo, al recorrer las calles de la ciudad, al notar sus edificios anticuados y la muchedumbre de mujeres harapientas que concurren a las cercanías de la fabrica de sal a raspar los tiestos desechados, y recoger pacientemente las partículas de sal arrojadas con las basuras, no puede menos de preguntarse: “¿Zipaquirá es lo que debiera ser, vistas su aventajada posición y la riqueza no común de sus terrenos cultivables?”. De ninguna manera. Semejante a una precisa joya descuidada y empolvada, la ciudad querida de los zipas, solo necesita que sus vecinos la sepan apreciar y cuidar como ella merece, para convertirse en el lugar más lindo y alegre de la planicie. Fuertemente impregnados de sal los terrenos vecinos, guardan en su seno una fertilidad inagotable, hasta ahora desaprovechada. Todo la revela: el verdor y la lozanía de los campos, el fresco follaje de los árboles, el lujo de los arbustos y aun el tamaño extraordinario y vivísimo colorido de las flores innumerables que en vano ostentan su nativa magnificencia, pues no encuentran una mano agradecida que las reduzca al cuidado de un jardín; ingratitud tanto más notable, cuanto el amable, ingenuo carácter de las damas zipaquireñas y su vivir recogido parecen destinarlas a mantener íntimas relaciones con las representantes de la belleza en el mundo físico, las flores, santuario brillante y delicado en que la naturaleza ha colocado sus callados misterios de amor, como un reflejo de los ricos tesoros de afecto y modestia guardados en el alma de la mujer. Sin embargo, las flores permanecen desdeñadas por sus legítimas tutoras, así como los campos vecinos esperan todavía el genio diligente que haga valer su fecundidad.

Zipaquirá en 1858
Ilustración de la Comisión Corográfica

Pero ¿qué mucho que así vayan las cosas en orden a lo material, cuando en lo intelectual tiene que lamentar el patriota la ausencia de una simple escuela primaria? Fincan su empeño los zipaquireños en añadir lentamente piedra a piedra en la fábrica de una iglesia colosal, esponja que embebe inútilmente dineros que empleados en fundar escuelas y mejorar caminos, mantendrían hoy próspera y floreciente la ciudad, en vez de hallarse reducida a la condición de un apéndice inerte de la salina y un humilde contraste de la interminable iglesia. ¡Genio español, cuán adverso eres al verdadero y sólido progreso social¡

Perdónenme los zipaquireños el sermón. En aquella ciudad pasé mi infancia: allí tengo recuerdos queridos e imperecederos, y no puedo mirar con indiferencia la situación decaída y el inmerecido abandono del antiguo Edén de los chibchas”.  Ancizar, Manuel (1970). Peregrinación de Alpha. Bogotá. Biblioteca Banco Popular – volumen 7. (pág. 26 – 28).  

Gente de Zipaquirá 1845
Tomada de: Acuarelas de Mark
Colombia 1843 - 1856