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domingo, 30 de septiembre de 2018
LA BIBLIA Y EL MICROSCOPIO
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Intervención del Académico de Número Luis Henrique Gómez Casabianca. |
En
la sesión adelantada el 9 de junio de 2018 por parte de la Academia de Historia
de Cundinamarca, el Académico de Número y Presidente para aquel entonces de la
Academia de Historia de Bogotá, Arquitecto Luis Henrique Gómez Casabianca,
presentó al auditorio una conferencia titulada “La Biblia y el Microscopio”,
trabajo que de manera muy acertada condensa la historia, evolución y aportes de
los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos de la Salle), al avance de la
ciencia en nuestra Nación. El trabajo presentado por el Académico de Número,
despertó grandemente la inquietud en los académicos y generó un interesante
debate al respecto.
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Intervención de don Luis Hernando Campos Martínez Miembro Fundador del Centro de Historia de Zipaquirá |
En
el marco de la sesión del mes de junio el Centro de Historia de Zipaquirá, se
hizo presente por intermedio de su Miembro Fundador, Licenciado Luis Hernando
Campos Martínez, quien hizo alusión al hecho histórico relacionado con la firma
y juramentación de las Capitulaciones Comuneras, acto llevado a cabo en
Zipaquirá, los días 7 y 8 de junio de 1781, con ocasión de la Revolución de los
Comuneros.
Igualmente
el Centro de Historia de Zipaquirá, presentó una exposición bibliográfica
alusiva al movimiento comunero de 1781.
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Exposición Bibliográfica alusiva al Movimiento Comunero |
16 DE JULIO DE 2018
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Varios escenarios del "Monumento Héroes del Sumapaz" |
Este año la conmemoración de la Independencia de Cundinamarca, fecha clásica de nuestro departamento, se adelantó en el escenario contentivo del “Monumento Héroes de Sumapaz”, obra escultórica ubicada en la vía que conduce de Bogotá a Girardot (Km. 75).
El
acto se realizó de manera conjunta por parte de la Gobernación de Cundinamarca
y la Academia de Historia departamental. Por parte de la Academia se
presentaron tres intervenciones relacionadas con la conmemoración de la
Independencia de Cundinamarca, la importancia del conocimiento de la historia
regional y nacional y el aporte de los caninos en la lucha gestada por las
fuerzas armadas durante el conflicto interno que vivió nuestro país durante los
últimos cincuenta años.
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Doctor Jorge Emilio Rey Angel Gobernador de Cundinamarca y Miembro Honorario de la Academia |
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Aspecto general del acto conmemorativo del día de la Independencia de Cundinamarca (fotografía de la Gobernación de Cundinamarca) |
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Miembros de la Academia de Historia de Cundinamarca |
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Intervención del Académico de Número Don José Asunción Suárez Niño |
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Intervención del Presidente de la Academia, David Rubio Rodríguez (fotografía Gobernación de Cundinamarca) |
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Intervención del Secretario de la Academia y Presidente del Centro de Historia de Zipaquirá (fotografía de la Gobernación de Cundinamarca) |
JUAN SALVADOR ALGARRA - VECINO NOTABLE Y PATRIOTA DE ZIPAQUIRÁ
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Documento contentivo, entre otros, del testamento de Juan Salvador Algarra. (Archivo Centro de Historia de Zipaquirá) |
El
4 de agosto pasado la Academia de Historia de Cundinamarca y el Centro de
Historia de Zipaquirá, adelantaron su tradicional sesión solemne conjunta con
ocasión de conmemorarse el 202° aniversario del sacrificio de los seis mártires
zipaquireños, en esta ocasión el discurso de orden estuvo a cargo del
Presidente del Centro de Historia de Zipaquirá y Secretario de la Academia de
Historia de Cundinamarca, Don Ernesto Campos García, quien presentó su última
investigación sobre Zipaquirá, titulada “Juan Salvador Algarra – Vecino Notable
y Patriota de Zipaquirá”.
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Aspectos de la sesión solemne e intervención de Ruby Bonilla Hernández |
Así
mismo en el marco de la sesión solmene, la integrante del Centro de Historia de
Zipaquirá, Ruby Bonilla Hernández, intervino con un trabajo titulado “Los
Mártires Zipaquireños de la Independencia y el turismo, instrumento de
fortalecimiento de la identidad zipaquireña”.
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El Presidente del Club Rotario de Zipaquirá Don Omar Pinzón entrega al Presidente de la Academia de Historia de Cundinamarca y del Centro de Historia de Zipaquirá, el banderín de la institución. |
La
sesión contó entre otros con la asistencia del Presidente del Club Rotario de
Zipaquirá, Don Omar Pinzón, y los delegados Edgar Castillo Morales y Germán
García.
En
el acto solemne por parte del Centro de Historia de Zipaquirá, se expuso el
documento original de los inventarios, avalúos, división y partición de los
bienes de Don Juan Salvador Algarra.
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Urna en donde fue expuesto el expediente contentivo del testamento e inventario y avalúo de los bienes de Don Juan Salvador Algarra. |
JOSÉ ARCELIO GÓMEZ PRADA - MIEMBRO DE NÚMERO DE LA ACADEMIA DE HISTORIA DE CUNDINAMARCA
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Presentación del trabajo del nuevo Miembro de Número José Arcelio Gómez Prada. |
En
la sesión ordinaria celebrada el pasado 1 de septiembre, tomó posesión como
Miembro de Número de la Academia de Historia de Cundinamarca, Don José Arcelio
Gómez Prada, reconocido investigador y difusor de la notafilia colombiana por
más de treinta años.
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Don José Arcelio Gómez Prada, con los delegados asistentes de la Sociedad Numismática de Colombia. |
José
Arcelio Gómez Prada, actualmente difunde mes a mes la historia de la notafilia
de Colombia, mediante su Boletín Numismático Digital, el cual cuenta ya con
diecisiete años de existencia y un total de 181 entregas, así mismo fue
fundador y Presidente en varias ocasiones de la Asociación Numismática
Granadina.
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Varios momentos de la sesión ordinaria |
Como trabajo de ascenso a la calidad de Miembro de Número de la Academia, presentó don José Arcelio, una investigación titulada: “LAS EMISIONES DE PAPEL MONEDA POR AGENTES PRIVADOS EN BOGOTÁ Y EL ESTADO DE CUNDINAMARCA DURANTE EL PERIODO DE 1865 A 1905”, interesante trabajo a través del cual el nuevo Miembro de Número resaltó la etapa que vivió nuestro país en especial durante el periodo federal cuando se permitió o facultó que los particulares fundaran bancos y a la vez que dichas entidades pusieran en circulación papel moneda.
A
la par con su conferencia, el Académico Gómez Prada, puso en escena una
interesante exposición en el cual se exhibieron un significativo número de
piezas relacionadas con el tema central de la sesión.
El
acto contó con una nutrida asistencia y representación de la Sociedad
Numismática de Colombia y el Centro de Historia de Zipaquirá del cual hace
parte don José Arcelio Gómez Prada.
viernes, 3 de agosto de 2018
MÁRTIRES ZIPAQUIREÑOS DE LA INDEPENDENCIA 202º AÑOS DE SU SACRIFICIO
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Firma de Don Agustín Zapata (Archivo Centro de Historia de Zipaquirá) |
El presente artículo fue publicado el 20 de julio de
1894 en la entrega No. 6 del periódico zipaquireño “El Estudio”, de donde lo
hemos tomado, respetando la ortografía de la época. A la fecha es considerado
como el primer antecedente historiográfico relacionado con los mártires
zipaquireños. Años después don Luis Orjuela, publicaría un ensayo más profundo
sobre este aspecto, en su obra Tributos de Zipaquirá para la Revolución de
Independencia” de 1912.
LOS MÁRTIRES ZIPAQUIREÑOS
Luis Orjuela
Historiador Zipaquireño
Miembro de Número Academia
Colombiana de Historia
Como asunto á cuya elucidación no se ha dedicado
todavía un interés singular, en la exposición de generalidades discuerdan los
historiadores sobre los nombres, número y calidad de los patriotas que fueron
pasados por las armas en Zipaquirá el 3 de Agosto de 1816; y el desconcierto
aumenta por consecuencia de documentos oficiales que, escritos con ligereza, se
han encargado de propagar noticias erróneas.
Restrepo (Historia de la Revolución de Colombia, tomo
X, pág. 156, ed. De Parías, 1827) da el verdadero número de patriotas, que
fueron seis, pero á Sarache lo llama Sánchez, á José María Riaño, José Riaño
Cortés (cosa, por otra parte, que nada tendría de extraño, á no ser por dar
ocasión á que naciesen dos personajes que pudieren creerse distintos) y á
Quiguarana, Figurana. En la edición de Besanzón, hecha en 1858, se suprimió el
tomo de documentos, y con él la lista de patriotas sacrificados en la
República.
La Ordenanza 1º de la Cámara provincial de Zipaquirá,
de 21 de setiembre de 1852, sobre honores á la memoria de los mártires
zipaquireños, incurre en mayores errores, pues á Luis Gómez lo llama José
Gómez, á José María Riaño, José María Cortés, á Francisco Carate, José Antonio
Carate, á Quiguarana, Tiguarana, y da por ejecutado a un Ramón Forero que no
consta lo fuera, con lo cual el número de víctimas sube á siete.
Groot (Historia Eclesiástica y Civil de la Nueva
Granada, tomo III, cap. LXII, 2º ed) tan puntual y rico como es en detalles, dá
pormenores de Quiguarana (según él Tiguarana), de Carate y de “un mozo que
llamaban El Currutaco;” pero no entrando
como parece, en el plan de su obra hacer catálogo general de los mártires de la
patria, calla los nombres de los otros tres, entre ellos el principal, por no
decir el único notable (pues quienes se sacrifican á la patria todos lo son), que
fue don Agustín Zapata[1].
Scarpetta y Vergara (Diccionario Biográfico de los
Campeones de la Libertad, art. referente á Zapata Agustín) mencionan como
ejecutados á Carate, Quiguarana (según ellos Figuarana), Gómez, Riaño (que
llaman, como Restrepo, José Riaño Cortés), Sarache (que apellidan Sánchez), y
agregan, de su propia cosecha, á N. Carranza y Juan E. Valdés, personajes
imaginarios que, ó no fueron sacrificados, ó no lo fueron en Zipaquirá, ó por
aquella época ó por la patria, de donde resulta un número de ocho víctimas,
entrando don Agustín Zapata. Y, admirémonos todos! hay una noticia biográfica
de Valdés como inmolado en Zipaquirá el 3 de agosto de 1816, y aún se citan las
palabras, pues que obras no podían citarse, por cuya expresión fue condenado al
patíbulo!.
Como es posible que, á semejanza del examen que
nosotros hacemos hoy de los escritos que nos han precedido, se haga alguna vez
revisión de nuestro estudio por los escritores que nos sucedan, - si entre
nuestros conterráneos no sucumbiese este escrito á injurias del tiempo, -
declaramos desde ahora que no sólo no tenemos, sino que aun deseamos, la
severidad con que se nos trate, si por otro lado en el camino de la
investigación hemos de servir de punto de escala para que la verdad se descubra.
La crítica histórica sigue la marcha de todos los conocimientos humanos, y día
por día se hace nueva luz en torno de los sucesos pasados. Sentado lo cual,
entramos á exponer lo que tenemos averiguado sobre los hechos que forman el
objeto del presente estudio.
Los libros parroquiales suministran la siguiente
partida:
Seis
patriotas Zipaqrá
tres de Agosto de ochocientos diez y seis. Se les dio sepultura eclesiástica á
los cadáveres de D. Agustín Zapata, Luis Sarache, José Luis Gómez, José María
Riaño, Franco Carate y pomuceno Quiguarana. Se confesaron y
recibieron el Viático, doy fe.
D.
Agustn Zapata.
Luis Sarache.
Luis Gómez
Limosna
José María Riaño.
Franco Carate
j. Nepomo Quiguarana Pedro
Josef Nieto.
Recorriendo las defunciones de la época del terror
hasta el año de 1819, no se registran más partidas de esta clase fuera de la
precedente. Y en su apoyo, cuando ella sola no asumiese la calidad de documento
fehaciente, viene un curioso manuscrito, autógrafo del señor Santiago Talero y
hallado entre papeles que posee la familia zipaquireña de este apellido,
manuscrito que, abarcando á breves y fugases notas el periodo de 1807 á 1819,
contiene la siguiente noticia:
“El viernes 2 de Agosto de 1816 trajeron de Santafé á
Agustín Zapata, Quiguarana, Carate, Venceguerras[1],
Carraco y Currutaco, y al otro día los arcabucearon”.
Hé ahí, pues, cómo renace de otra fuente El Currutaco
del historiador Groot, y cómo brotan los apodos de otros dos de los fusilados.
Desgraciadamente, aunque sabemos por este manuscrito cuáles no llevaban apodos
(Zapata, Quiguarana y Carate), y por el cotejo
del manuscrito con la partida de defunción colegimos cuáles lo llevaban
(Sarache, Gómez y Riaño), ignoramos qué apodo convenía en particular á cada uno
de los tres últimos individuos, entre los tres de Venceguerras, Carraco y
Currutaco, y por lo mismo aun permanece en la sombra el verdadero nombre del
célebre Currutaco.
De todos modos, consta por dos distintas vías que la
víctimas fueron seis, y queda, nos parece, disipada la duda en lo relativo a
sus nombres.
Agustín
Zapata.-
Según Scarpetta y Vergara nació este prócer en Zipaquirá el año de 1764,
noticia que, a falta de prueba directa (pues el desarreglo de los libros
parroquiales de aquella época hace difícil dar con el acta de nacimiento), está
confirmada por declaración que en instrumento público de 1793, extendió con
motivo de solicitud de licencia para enajenar una casa (protocolo
correspondiente), hizo Zapata de contar á la sazón 28 años.
Si el escribir materialmente bien, ha de poderse tomar
como indicio para juzgar la calidad y cultura de las personas, Zapata debió
recibir una educación esmerada, supuesto que, amanuense mucho tiempo del
Escribano de entonces, don Felipe Santiago Silva, trazaba una hermosa letra
española y observaba con estricto rigor los preceptos de una ortografía
correcta. Consta también que de 1795 para adelante recibía poderes para
gestiones judiciales, lo que hace suponer que, sin título de abogado, era
suficientemente versado en leyes.
El 29 de Abril de 1792 contrajo matrimonio con la
señora Clemencia Forero, y fueron sus padrinos consortes de distinción, don
Carlos Joaquín de Urisarri y doña Mariana Tordesillas. Entre varios hijos del
matrimonio de don Agustín se contaba la señora Josefa Zapata, de quien procede
una de las ramas de la familia actual de Coronados, á que pertenecen don
Rogelio y don Jorge.
Es de creerse que Zapata disfrutó de no escasas
comodidades, pues construyó á sus expensas la casa de su habitación, la que,
situada en la entonces llamada Calle de las Doncellas, es hoy propiedad y
habitación de don Rafael Araos.
Acogió con calor y en virtud de deliberada convicción
de patriota, como otros muchos zipaquireños, la causa de la Independencia; y se
sabe, por tradición que se conserva en Zipaquirá, que, asociado a don Agustín
Domíngez, infirió públicos agravios al retrato de Fernando VII, llegando a
verificar en él un simulacro de ejecución. Qué cargos precisos se dedujera
contra él en el proceso, ó verbal ó escrito, que debido seguírsele ante el
Consejo permanente de guerra (erigido en Santafé por Morillo, no para juzgar,
sino para condenar á muerta en causa ya prejuzgada), es cosa que ignoramos.
Solo sabemos que en relación formada el 22 de julio de 1816, se registra su nombre
(y entre de los quienes habían de ser mártires zipaquireños es el único que se
registra), con título de Oficial, como el de uno de los “individuos que se
hallan presos, y a quienes se les están formando sus causas, acusados de
rebeldes, cabezas y sostenedores de la revolución, que han desempeñado los
primeros empleos en ella”.
El ignorar nosotros los servicios reales prestados por
Zapata á la causa de sus convicciones, no oscurece el mérito de su sacrificio.
Así como a la patria le basta para su gloria haber tenido mártires, á éstos les
basta para ser grandes haber ofrendado su vida en el altar de la patria. Ese
es, a nuestro entender, el pedestal sobre el cual debe alzarse la figura de
Agustín Zapata.
Juan Nepomuceno
Quiguarana.- Optamos
por esta forma del apellido: 1º porque así consta de la partida de defunción
que dejamos copiada, del manuscrito de Santiago Talero y de otros instrumentos
del siglo pasado que pueden consultarse en la Notaría, lo que nos hace creer
que ese era el uso general, sin que por eso dejase de haber tal cual caso de la
forma Tiguarana (nunca Figuarana ni Figuarama), como el del
acta de matrimonio de esta víctima de la patria; y 2º por no sabemos que vaga
sospecha que abrigamos, no apoyada, es cierto, en texto alguno, de que dicho
apellido es indígena, á la manera de Pataquiba y otros, y, siendo así, nos
parece que cuadra mejor con el muisca la forma Quiguarana. Solo agregamos que
habiendo sido el uso vario, muy bien han podido seguir los historiadores
aquella de las dos formas que llegó primero á su noticia, ó que les pareció más
aceptable, sin incurrir por ello en nimia y fútil censura.
Conforme lo asienta Groot, Quiguarana, “honrado padre
de familia, hombre del pueblo, sencillo é ignorante, no tenía más delito que
haber sido Sargento de milicias del lugar, sin haber hecho servicio alguno ni
haber molestado á nadie”.
Fuera de esto, apenas sabemos de Quiguarana que en 4
de Febrero de 1789 contrajo matrimonio con María de la Cruz Garzón, y, que sus
padres fueron Pedro Quiguarana y ja (sic) Peñalosa.
Francisco
Carate.- Carate
dice Groot, era “un indio de los principales, rico[2]
y honrado padre de familia; tan ignorante, que era de los que creían que en la
república todavía mandaba su amo el Rey. No había tenido más empleo que el de
teniente de los indios, el que ejercía desde ante del 20 de julio”.
El Currutaco.- Como lo hémos observado, no
sabemos cuál de entre Sarache, Gómez y Riaño se conocía con este apodo; pero es
muy curiosa la relación que hace de él Groot, la que, integra, dice así:
“El Currutaco era un joven plebeyo y sin instrucción
alguna, pero de aquellos que esta clase pican de entendidos y se mezclan en las
cosas políticas. Este no entró por la moda de ser patriota, y se distinguió
como realista, granjeándose con esto el odio de los patriotas de Zipaquirá, que
eran muchos y exaltados; era, en sentido realista, lo que llamamos chispero; y
desde que supo que venían las tropas españolas, se fue encontrarlas á
Chiquinquira, desde donde vino con ellas sirviéndoles de guía. No se supo por
qué le echaron mano en Santafé, y preso en el mismo Colegio del Rosario, lo
juzgaron con los otros dos[3],
ó no lo juzgaron, sino que dieron orden para llevarlo con los compañeros á
Zipaquirá, donde lo fusilaron. Y no se extrañe semejante desorden entre gentes
á quienes poco les importaba la vida de los americanos, porque sucedió, en el
mismo Colegio, que habiendo llamado en lista á uno, entre varios, de los que
sin saber por qué traían presos de los pueblos, y que iban a soltar por no haber
resultado causa contra ellos, no pareció,
y el carcelero dio cuenta de que lo habían sacado a fusilar con otros.
El Currutaco protestaba en el banquillo, á la faz del pueblo, que siempre había
sido realista; que en nada había servido á la patria, y que no sabía por qué lo
mataban. Todo el mundo conocía esto y se admiraba; pero el terror era tál, que
no permitía bullir á nadie los labios para decir una sola palabra sobre lo que
se ordenaba por Morillo y sus autoridades.”.
El silencio de los mismos realistas, que temían
sindicarse de patriotas y correr suerte desastrosa, si hablaba en favor aún de
sus propios copartidarios, injusta ó equivocadamente acusados, abrió la tumba
de muchos inocentes é impidió rescatar del cadalso la vida de El Currutaco. Este
los mismo que Quiguarana y Carate, fueron víctimas sin culpa en el delito de
rebeldía ó insurgencia, como decía entonces, la diferencia de Zapata, que fue
víctima consciente.
Los otros dos
mártires. De
ellos, esto es, de El Carraco y Venceguerras, no tenemos noticia alguna.
Como las sentencias del Consejo permanente se cumplían
por lo regular en el lugar del
nacimiento de los sentenciados ó en el que eran más conocidos, sin duda para
mayor escarmiento, á los seis de Zipaquirá se les trajo, como hemos visto, el
viernes 2 de Agosto de 1816 y se les puso en Capilla. A este destino sirvió una
de las tiendas, que haciendo parte de la cada perteneciente hoy día a la señora
Josefa Morales de Bernal, es propiedad de los herederos del señor Ramón Castro,
y está situada á la mitad del costado occidental de la plaza principal, contra
el lado Sur del zaguán de la mencionada casa. Hasta ahora poco tiempo
conservaba todavía dicha tienda la misma puerta que tenía en aquella época,
puerta que en la hoja del lado derecho deja ver, cubierta con un remiendo, la
ventanilla que se le hizo entonces para que los sentenciados se comunicasen con
las personas que se acercaban por fuera. Hoy la expresa puerta, que á modo de
reliquia debería ser objeto de patriótica veneración, ha recibido el
menosprecio de ser habilitada para la cárcel de mujeres, y lleva una placa de bronce con la siguiente
inscripción:
“Pertenecía esta
puerta al local que sirvió de capilla á los señores D. Agustín Zapata, Luis
Sarache, Luis Gómez, José María Riaño, Francisco Carate y Juan Nepomo. Quiguarana,
zipaquireños que por su amor á la patria fueron sacrificados en esta ciudad el
3 de Agosto de 1816. A solicitud del Concejo municipal de 1887, la cedió
gratuitamente su dueño, el señor don Ramon Castro.
“Queda confiada
su conservación á la respetuosa gratitud de los zipaquireños.
“Zipaquirá,
Octubre de 1887.”.
Llevados de nuestra ignorancia en materia de lo que es
el valor histórico de las cosas, aún no sabemos si andando el tiempo se le
ocurra a alguna arrancar la expresada placa…..para hacer, por ejemplo, una
chocolatera.
El suplicio de todos los condenados á muerte se
ejecutaba en Zipaquirá al frente del edificio que existía en donde hoy está la
casa del señor José María Rodríguez, en la plaza principal, hacia el costado
occidental de la Iglesia. Allí rindieron, pues, la vida las seis víctimas de la
crueldad española, el sábado 3 de Agosto.
Pasada la ejecución, los cadáveres fueron sepultados
al costado meridional de la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores, bajo el
alar de la sacristía, dando las cabezas contra los cimientos de esta parte del
edificio. Hace algunos años vivía todavía un testigo ocular del entierro,
Francisco Pinzón (alias Pacho Piches), antiguo sacristán de dicha Capilla, que
fue quien comunicó esta noticia al diligente señor Epifanio Wiesner, de quien
nosotros la hemos tomado.
Duerman, pues, en paz esos venerados restos, entre
tanto que la gratitud les levanta el monumento que reclama su fecundo martirio.
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La Histórica Puerta de los Seis Mártires Zipaquireños Fotografía tomada del libro Capítulos de Historia Zipaquireña autor: Padre Roberto María Tisnés J. 1956. |
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Boletín Municipal del Concejo de Zipaquirá 1936 (Archivo Centro de Historia de Zipaquirá) |
[1]
Este nombre aparece confuso. Está escrito, Benseguer.s ó Benseguerr.s
[2]
No obstante vemos que se le enterró de limosna.
[3]
Quiguarana y Carate.
[1] En
documento número 28 agregado al apéndice del tomo III, para la 2ª edición,
hecha, como se sabe, después de la muerte del señor Groot, se incluye una
relación oficia de presos y detenidos, entre los cuales figura don Agustín
Zapata, en grado de Oficial.
miércoles, 18 de julio de 2018
418 AÑOS FUNDACIÓN DE ZIPAQUIRÁ
Conmemora hoy
nuestro municipio 418 años de su fundación, acto llevado a cabo por parte del
Oidor Luis Henriquez, el 18 de julio de 1600, en cumplimiento a la política española de
congregar a los naturales de estas tierras en pueblos de indios, gobernados bajo el mando de un Corregidor de Naturales o de indios, por tal motivo
compartimos con nuestros visitantes el texto completo del acta de fundación de
Zipaquirá que reposa en el Archivo General de la Nación.
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Primera hoja del Acta de Fundación de Zipaquirá Archivo General de la Nación |
ACTA DE FUNDACIÓN DE ZIPAQUIRÁ
En el pueblo y
repartimiento de Cipaquirá de la encomienda de Francisco de Ortega,
jurisdicción de la ciudad de Santafé, a diez y ocho días del mes de julio mil
seiscientos años el señor Licenciado Luis Enríquez del Consejo del Rey Nuestro
Señor su Oidor en la Real Audiencia
deste Reino y Visitador General de dicho Partido y los demás de sus comisiones
y del Partido de Tunja, dijo que en conformidad de lo que Su Majestad tiene
mandado por sus cédulas reales y por la comisión particular que tiene el señor
Doctor Francisco de Sande, Caballero del hábito de Santiago del Consejo del Rey
Nuestro Señor, su Presidente Gobernador y Capitán General del Reino su merced
ha hecho la información y los demás autos y diligencias que la han parecido
convenir sobre los convenientes que puedan resultar de la poblazón de los
indios de Cipaquirá, Suatiba, Tenemequira y Gotaque de las encomienda de Don
Francisco de Ortega que tendría trescientos cincuenta indios útiles; y los
pueblos de Cogua, Nemeza y Peza de la encomienda de Juan de Silva Collantes que
serán ciento y sesenta indios útiles, y visto por vista de ojos los asientos y
sitios deste dicho pueblo de Cipaquirá e informándose del aprovechamiento que
tienen con las salinas dél y así mismo está informado que Don Juan de Olmos
tiene en encomienda otros cincuenta indios en el pueblo de Pacho, junto con los
que allí tiene el dicho Francisco de Ortega, y así mismo están en el pueblo de
Tibitó de la encomienda del dicho Juan de Olmos otros cincuenta indios, y otro
capitanejo con otros ocho indios que tiene en encomienda Juan Roldan en el
páramo que llaman Yayta, todo los cuales dichos pueblos les parece cosa
conveniente y necesaria que se pueblen juntos y excusar los inconvenientes que
resultan de estas apartados en diversas poblazones, y estando juntos y
congregados en un sitio poblados con plaza, calles y orden y política vivirá
con buena orden, por tanto mandaba y mandó que en el sitio do sumerced estuvo
ayer dicho día en un llano que esta por bajo del dicho pueblo de Cipaquirá en
una rinconada como se va a Cogua en la parte que sumerced mandó medir la
iglesia de cincuenta varas de largo y doce de ancho y medio cuadrar la plaza
por delante de cien varas en cuadro; se haga la iglesia por la forma, traza y
modelo que se ordenará y aún lado de la dicha iglesia se haga la casa del padre
doctrinero con veinte y cinco varas en cuadro y al otro lado se pueble el
Cacique en la misma forma y a la redonda
de la plaza se sitúen las casa de los capitanes del dicho pueblo de Cipaquirá y
a ellos y a los demás indios se les señalen sus casas en línea recta con veinte
varas en cuadro de sitio para sus casas, corrales y las calles queden limpias y
deserbadas de seis varas de ancho entre cada ochenta varas en cuadro y en esta
forma se han de poblar los pueblos de Cipaquirá, Suatiba, Tenemequira, Gotaque
del valle de Pacho de la encomienda del dicho Francisco de Ortega y por esta
orden y al dicho sitio se han de recoger y poblar los pueblos de Cogua, Nemeza
y Peza de la encomienda del dicho Juan de Silva Collantes con sus familias; y
así mismo los pueblos de Pacho y Tibitó del dicho Juan de Olmos con todos sus
sujetos y así mismo los indios del dicho Juan Roldán acomodándose todos en el
dicho sitio y asiento dividiéndose y poblándose cada pueblo de por sí con
distinción calle en medio por sus capitanías donde se ha de hacer la dicha
iglesia de mampostería por la traza que se dará, y entre tanto se hará una
ramada donde se diga misa con los ornamentos de los mismos encomenderos que han
tenido y tienen las dicha iglesias. Para todo lo cual está informado que Pedro
de Herrera es persona que lo pondrá en ejecución y lo cumplirá, al cual
nombraba y nombró para el dicho efecto
para que lo haga, cumpla y ejecute compeliendo y apremiando a todos los
caciques, capitanes e indios de los pueblos, de suso declarados a que vengan a
poblarse al dicho sitio en la forma arriba contenida, sacándolos de cualesquier
quebradas y partes donde estuvieren, apremiándolos a ello por todo rigor y a
los que fueren rebeldes les quemará sus casas y bohíos sacando primero lo que
tuvieren dentro, persuadiéndoles a los indios que han de vivir juntos por ser
lo que más les conviene, y poblándose por la orden dicha se les reservan sus
tierras y labranzas viviendo y asistiendo de ordinario en el dicho pueblo nuevo
y acudiendo a la misa y doctrina los domingos y fiestas sin consentir que
ninguno esté poblado con su casa y ranchería fuera de la dicha poblazon so
color de que que hace labranzas sino es el dicho nuevo sitio, lo cual hará por
su persona ayudándole para esto Luis Gutiérrez, vecino y Regidor de la ciudad
de Santafé, administrador de las salinas desde dicho pueblo de Cipaquirá en
todo lo posible, y porque sumerced es informado que algunos de los indios que
se han de poblar en el dicho sitio están apartados y divididos en tierras
ásperas y fragosas, le da facultad al dicho Pedro de Herrera para que nombre
las personas de cuidado y diligencia que conviniere para que con vara de la
real justicia le ayuden a la dicha poblazon. Y porque en este dicho pueblo de
Cipaquirá están las salinas del puestas en la Corona Real y se administran
por Su Majestad y los indios deste dicho pueblo son los que acuden al beneficio
della para traer la leña y las demás cosas y los indios del pueblo de Cogua son
los que hacen las ollas y gachas y otras vasijas para hacer la dicha sal, mando
al dicho Pedro de Herrera que los primeros pueblos que se comenzaren a poblar
en el dicho nuevo sitio sean los de los pueblos de Cipaquirá y Cogua y los
demás del dicho Francisco de Ortega y luégo los demás procurando y advirtiendo
que para que no cese el beneficio y administración de la dicha sal se dé orden
como en tanto que se puebla una capitanía acuda otra al dicho ministerio de
forma que no cese su beneficio y por esta orden se ha de hacer con los demás.
En todo lo cual ha de tener muy gran cuidado y diligencia, la cual dicha
poblazon ha de hacer dentro de cincuenta días por ahora y en cada uno ha de
haber dos pesos de oro de veinte quilates y se le pagarán de donde y como a
sumerced pareciere que para todo ello le da comisión en forma cuan bastante de
derecho se requiera con vara de la real justicia. Y a los que fueren rebeldes
los habrá de llevar a do su merced estuviere con la razón de su rebeldía
llevándolos presos para que sean castigados conforme a su culpa. Y así lo mando
y firmó. Licenciado LUIS HENRIQUEZ. Ante mí Rodrigo Zapata”.
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