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lunes, 3 de agosto de 2020

CÓMO SE CELEBRÓ EL 3 DE AGOSTO EN EL AÑO 1936


El 3 de agosto de 1816 día del sacrificio de los seis mártires zipaquireños, fue declarado desde 1916 y conforme a un Acuerdo expedido por el Concejo Municipal de aquel entonces, “Día clásico del municipio”, desde aquella fecha y con total regularidad a partir de los años treinta del siglo XX, las autoridades gubernamentales, militares, las entidades académicas, cívicas y sociales y desde luego la comunidad zipaquireña se congregan para rendir homenaje a estos 6 patriotas fusilados durante el régimen del terror por orden del pacificador español General Pablo Morillo.

Como lo señalábamos, desde inicios del siglo XX el pueblo zipaquireño rinde homenaje a sus seis mártires, diversas han sido las actividades que a lo largo de ya casi cien años se han generado, siendo las más representativas, los desfiles cívicos, los actos culturales  - académicos y la inauguración de obras para el beneficio de la comunidad, no puede haber un tres de agosto que no contenga dichas actividades, ya que las mismas en especial las cívicas y culturales han pasado a convertirse en tradición y me atrevería a decir  en parte de la misma historia zipaquireña; no obstante en el presente año la pandemia que aqueja a nuestro país se encargó de romper en gran medida dicha tradición, ya que no será posible que el pueblo acuda y participe en los actos conmemorativos.

Con ocasión de lo anterior hemos querido desde el Centro de Historia de Zipaquirá, en este 204º aniversario del sacrificio de los seis mártires zipaquireños, compartir con todos ustedes una interesante reseña de cómo se conmemoró el 3 de agosto del año 1936, día cívico que como hoy igualmente correspondió hace 84 años  al primer día de la semana – lunes – y en donde entre otros se entregó la reconocida pintura del Libertador Simón Bolívar que engalana el recinto del Concejo Municipal, sea este un sencillo homenaje a los patriotas:

Agustín Zapata
José Luis Gómez
Juan Nepomuceno Quiguarana
José María Riaño Cortés
Francisco Carate
Luis Sarache.


Artículo sobre Los Mártires Zipaquireños, autoría de Guillermo Quevedo Z
publicado en el Boletín Municipal de agosto de 1936. 

  "CÓMO SE CONMEMORÓ
EL 3 DE AGOSTO, EN ESTE AÑO

La conmemoración de la gloriosa efeméride del 3 de agosto, aniversario del sacrificio de los seis mártires zipaquireños, que desde hace algunos años para acá viene efectuándose con religiosa puntualidad, tuvo en este año singular esplendor por la sobriedad y buen gusto del programa que en ella se desarrolló y en cuya elaboración pusieron todo su empeño y entusiasmo patriótico las autoridades municipales de ahora, tan celosas por todo lo que se refiera a las palpitaciones del civismo y del espíritu público.

El domingo 2 de los corrientes, víspera de la luctuosa recordación, comenzaron a cumplirse desde las 2 de la tarde, los actos acordados de antemano para solemnizarla. En efecto, a la hora expresada, las autoridades municipales acompañadas por la banda de música de la policía y de gran cantidad de público, se dirigieron al barrio obrero de La Esmeralda, lugar donde tuvo lugar la bendición por el señor cura párroco de la ciudad, de dos casitas para familias pobres, ya terminadas, de un grupo de siete que allí construye la benemérita conferencia local de la Sociedad de San Vicente de Paúl. En aquel pronunció un magnifico discurso el doctor Alvaro Gaitán Nieto, miembro distinguido de la benéfica institución.

Por la noche, a las 7, la banda municipal, dirigida por el maestro Quevedo, ejecutó en el atrio de la Capilla de los Dolores, lugar del reposo definitivo de las cenizas de nuestro inolvidables mártires, una belleza retreta fúnebre la cual fue escuchada con devoto respeto por unas pocas familias de nuestra sociedad y gran cantidad de personas del pueblo, que tanta afición ha sabido demostrar por la buena música, que llenaban el atrio y la terraza del Zipa. Esta retreta, una de las mejores que se han oído en Zipaquirá, se desarrolló conforme al siguiente programa: I. Preludio del anillo de hierro (Marqués). II. Melodía elegíaca (La Tour). III. Miserere del Trovador (Verdi). IV Oh tumbas! (Marcha fúnebre. Caldas).  

A las 9 p.m., y con un lleno completo, se exhibió en la pantalla del Teatro Mac Douall el bello film de Carlos Gardel El día que me quieras, a beneficio de nuestros hermanos en desgracia, los damnificados de Túquerres. Este acto dejó un producto líquido de $ 219.

El lunes 3, fue saludada la memoria de los próceres zipaquireños con los 21 cañonazos de rigor y el himno patrio, que tocó la banda que desfilaba por las calles de la ciudad, todo lo cual se verificó al amanecer. A las 9 a.m., se celebró en nuestro fastuoso templo parroquial, una solemne misa de réquiem por los próceres, cantada a grande orquesta por los maestros Berincore y Ramírez. En la nave central, enlutada con gallardetes negros, se levantaba un severo catafalco y el cuerpo de la iglesia se hallaba colmado de fieles, comunidades y de todos los poderes públicos, que asistieron en masa al fúnebre e impresionante oficio religioso.

A las 1 de la tarde, sesionó solemne y extraordinariamente el Concejo en homenaje a los epónimos hijos de la ciudad, sacrificados hace 120 años, con asistencia de algunas de nuestras más distinguidas damas. Una vez abierta la sesión y suscrita por todos los ediles allí presentes fue aprobada una expresiva moción alusiva a la conmemoración. Hubo un minuto de imponente silencio, y luego el señor Personero pronunció el bello discurso que en otro lugar aparece, para ser entrega del retrato del Libertador, imponderable obra del artista zipaquireño maestro Federico Rodríguez, la cual será orgullo de esta tierra y objeto de curiosidad para los turistas. Después de este acto, se organizó un desfile cívico que partió hacia el parque de los Mártires, donde la policía nacional acantonada en la ciudad, colocó una ofrenda floral en el obelisco que perpetúa la memoria de aquellos. En seguida se encaminó el desfile a la Capilla de los Dolores, donde las autoridades descubrieron una lápida de mármol sobre la cripta donde reposan los restos de los mártires. Hubo salvas de fusilería, la banda tocó el himno nacional y el doctor Manuel José Cárdenas pronunció un vibrante y patriótico discurso, con el cual cerró con broche de oro los significativos actos de este clásico día.

Se anota que en este año se izó menos el tricolor nacional que en otras ocasiones, y que las damas que en otras partes son “alma mater” de estas fiestas con pocas excepciones, resaltaron por su ausencia. En los sucesivo, ojalá imiten la costumbre de épocas mejores! – L.A.G."[1].       



[1] Luis Alberto González Martínez, el texto fue publicado en el Boletín Municipal, Órgano Oficial del Municipio de Zipaquirá del mes de agosto de 1936. 

LAS CONMEMORACIONES DEL 3 DE AGOSTO - PEQUEÑA EXPOSICIÓN VIRTUAL



Más arriba hablaremos de cómo se celebró el 3 de agosto en el año 1936, con ocasión de ello hemos querido presentar una pequeña galería contentiva de los diferentes programas y publicaciones impresas a lo largo de la historia de la conmemoración, día clásico del municipio de Zipaquirá.  

Los documentos acá expuestos se han convertido en parte de la bibliografía local, ya que en ellos se pueden encontrar datos e información  sobre Zipaquirá y su fecha histórica más relevante, el 3 de agosto de 1816, día del sacrificio de los mártires zipaquireños, por tal motivo consideramos valioso desde el Centro de Historia su publicación a manera de exposición virtual en estos tiempos de pandemia.


Programa para el 3 de agosto de 1971 - impreso por la Alcaldía Especial de Zipaquirá
Archivo Academia de Historia de Cundinamarca. 


Fotografía publicada en el periódico El Zipa en 1962.
Archivo Centro de Historia de Zipaquirá 


Semanario "Ideas" publicado por la Asociación de Jóvenes Católicos,
edición de 1 de agosto de 1937. Archivo Centro de Historia de Zipaquirá  




Conmemoración del 3 de agosto de 1962
Periódico El Zipa - Archivo Centro de Historia de Zipaquirá



Actividades del 3 de agosto de 1973
Archivo Centro de Historia de Zipaquirá 



Plegable contentivo del programa cívico para el 3 de agosto de 1986
Archivo Centro de Historia de Zipaquirá 



Archivo Centro de Historia de Zipaquirá 



Programa conmemorativo del 3 de agosto de 1989, se agregan aquí los nombre
de las mujeres mártires fusiladas durante la época del terror 1816 - 1818
Archivo Centro de Historia de Zipaquirá




Plegable actos del 3 de agosto 1991, se agregan también los nombres,
lugares y fechas del fusilamiento de la mujeres mártires de Zipaquirá 



Plegable para el año 1999 contentivo de los actos en homenaje a los
mártires zipaquireños.



Plegable editado por el Centro de Historia de Zipaquirá en el año 2007
contentivo del acta de exhumación de los restos de los seis mártires zipaquireños
levantada el 3 de agosto de 1931. 







Plegable publicado por el Centro de Historia de Zipaquirá en 2012
contiene entre otros el Decreto Eclesiástico, que dispuso el traslado de los restos
de los seis mártires zipaquireños y la construcción de su mausoleo en la Catedral Diocesana en 1979. 


Caratula del Boletín No. 1 del Centro de Historia de Zipaquirá, publicado
el 3 de agosto de 2016 con ocasión del Bicentenario del sacrificio de los seis mártires zipaquireños.  



Caratula del Boletín No. 29 de la Academia de Historia de Cundinamarca
edición conmemorativa en e Bicentenario del sacrificio de los mártires zipaquireños
3 agosto de 2016 




Logo del Centro de Historia de Zipaquirá para el año 2016 Bicentenario del sacrificio
de los mártires zipaquireños, contiene la firma original del mártir Agustín Zapata. 





sábado, 18 de julio de 2020

UN ARTÍCULO SOBRE ZIPAQUIRÁ DE 1894.


ZIPAQUIRÁ 420 AÑOS

Con ocasión de conmemorarse los 420 años de Fundación de Zipaquirá, queremos desde del Centro de Historia de Zipaquirá, compartir con todos los seguidores uno de los primeros escritos en materia histórica sobre nuestro municipio el cual fue preparado por nuestro máximo historiador Don Luis Orjuela y publicado en el periódico local: “El Estudio” el 31 de mayo de 1894.

Podríamos ubicar el nacimiento de la historiografía zipaquireña a finales del siglo XIX con esta importante labor que desarrolló Luis Orjuela al escribir varios artículos al respecto, uno de ellos el que hoy compartimos y consideramos más que apropiado para esta fecha, ya que Orjuela nos planteará un significado probable del nombre de nuestra ciudad. Hemos respetado la ortografía de la época en que fue publicado el texto.





NOTICIA SOBRE ZIPAQUIRÁ

ESCRITA PARA MEMORIA DE LOS HIJOS DEL LUGAR

Por Luis Orjuela


1.- Significación probable del nombre de la ciudad.

Cuando los españoles ocuparon por primera vez el territorio de Cundinamarca, hallaron establecida en Zipaquirá una población indígena, fundada y sostenida por el cebo de la sal gema, que los aborígenes explotaban en grande para alimentar con ella un extenso tráfico.

Sin desconocer cuán fácil es zozobrar en escollos de interpretación, y sólo como para estimular un estudio que tenga la erudición que éste no pretende, se ofrece aquí un simple ensayo de investigación, partiendo del hecho averiguado de que el nombre del lugar fue en lo antiguo Chicaquicha, conforme lo testifica Uricoechea (Gramática de la Lengua Chibcha, pág. 173, art. sobre la voz Natural). La presente digresión es, pues, meramente conjetural, y, en realidad, lejos de resolver la cuestión, no hace sino plantearla.

El nombre Chicaquicha puede estimarse compuesto de Chica, que en el lenguaje de los naturales significaba suegro ó yerno, y de quicha, pié, y por lo mismo, considerada la genial trasposición del genitivo en aquella lengua, Chicaquicha podría tomarse como equivalente de la expresión pié del suegro ó del yerno, expresión que en sentido metafórico significaría base de sustentación ó patrimonio del suegro ó del yerno; y en efecto, casada una hija del Rey, según lo hicimos notar incidentalmente en ocasión ya olvidada, ¿no podían tener establecido la leyes muiscas que el yerno entrase a usufructuar el pueblo de Zipaquirá? O cuando el Rey mismo, ¿no podía ser costumbre tradicional que el suegro luego agraciado con el goce de los tributos zipaquireños?.

A haber tenido el chibcha una tradición sostenida, literaria o histórica, esto es, a no haber sido tomado por los lexicógrafos como hubo de serlo, en un periodo único de su existencia, acaso pudiera rastrearse en los anales de dicha lengua una forma Zipaquicha, intermediaria entre el antiguo Chicaquicha y el moderno Zipaquirá, forma que explicaría como lo que en un principio fue gaje del suegro o del yerno (Chica), vino con el tiempo a quedar incorporado en los bienes del soberano o Zipa.  La transmutación de Chica en Zipa, de cualquier modo que sea, hace corresponder el nombre de Zipaquirá, a la expresión pié del Zipa[1].

El sufijo quicha o quira, en el cual no obsta el cambio de ch en r, comparece también, con significación al parecer idéntica á la que tiene en Zipaquirá, en otros nombres de formación análoga: Moniquirá (muyne – quira), asiento de la paja; Chiquinquirá (chaquen – quira), pié de la deidad llamada Chaquen, ó bien Chyquy – quira, pié del sacerdote; Tibaquirá (tyba – quira), asiento del platero; Temenquirá, en escrituras antiguas Tenemenquirá (tymne – quira), asiento de provisiones para el viajero; Sotaquirá, en cuya composición parece entrar el sustantivo sote, nigua;  y aun Ráquira, cuya interpretación ignoramos. No de otro modo proceden las lenguas cultas en la formación de muchos de sus nombres geográficos, según lo manifiestan los ingleses acabados en chester y los alemanes en burg. El chibcha mismo conserva otras desinencias de suyo significativas, como con (de cone, dolor), en Nemocón, Zipacón; y quizá tiva, en Facatativá, Engativá.

La locución Pié del Zipa en que se resuelve el nombre Zipaquirá, puede tomarse en sentido propio ó en sentido figurado. Teniendo presente que la primitiva población existió sobre el cerro salino, á una altura de 2,833 metros sobre el nivel del mar, y que dicho cerro se halla en cierto modo al pié del picacho conocido aquí con el nombre de El Zipa ó Chipa, que tiene una elevación de 3,164 metros[2], esto es, 331 metros más que la colina de sal, el primer sentido se explica por sí solo, sin que lo impugne el que hoy día no cuadre rigurosamente con el sitio que ocupa Zipaquirá, que es, no sobre el cerro salino, sino á su falda oriental y al nivel del llano. La acepción de sentido traslaticio proviene de tomar á pié en su significación secundaria de apoyo en que se sustenta cualquier condición ó estado, y á Zipa como título del soberano; y tales debieron de ser los tributos de vasallaje que el pueblo de Zipaquirá pagaba al señor de los dominios chibchas, que tal vez constituían, por su estabilidad y su importancia, una de las más pingües entradas de la Corona. Agréguese á esto que, fundamento de sustentación del Príncipe durante el tiempo de la monarquía indígena, así como elemento principal de vida bajo el régimen de la Colonia, Zipaquirá no ha dejado de ser, por los cuantiosos rendimientos de sus Salinas, sostén de los más firmes de la Nación independiente; y con ello ser verá que la metáfora con que se explica su nombre, aunque metáfora (figura, por otro lado, no escasamente empleada en la lengua nativa), se aviene muy bien con las tradiciones del pueblo, lo mismo que con su condición actual y sus futuros destinos.  
     

Sede Academia de Historia de Cundinamarca
Zipaquirá - Cund. 


Salón de sesiones Academia de Historia de Cundinamarca . 




[1] La sustitución de Chica por Zipa en el compuesto de que aquí se trata, ninguna idea accesoria añade a la significación usual del sustantivo Zipa, ni desvirtúa la acepción genuina de dicho nombre como creyó entenderlo nuestro benévolo amigo el conocido literato D. Isidoro Laverde Amaya, quien, en su obra titulada UN VIAJE A VENEZUELA (Pág. 9) sugiere que lo que nosotros afirmamos “modifica la creencia que se tenía de que la palabra Zipa significa sólo el título real añadido al nombre del individuo.
[2] Alturas tomadas en 1868 y 1869 por Guillermo Re (ilegible en el documento original) y Alfonso Stubel. Cuadro inserto en los Anales de la Universidad, tomo VII, pág. 178.

jueves, 16 de julio de 2020

ACTA DE INDEPENDENCIA DE CUNDINAMARCA - 16 JULIO 1813





D. ANTONIO NARIÑO, TENIENTE GENERAL Y PRESIDENTE DEL ESTADO DE CUNDINAMARCA,
hago saber a todos los vecinos estantes y habitantes en esta ciudad y en toda la comprensión del Estado, que en diez y seis del corriente [16 de julio de 1813] ha sancionado y decretado el Serenísimo Colegio Electoral y Revisor la siguiente declaración de independencia:

Nos los representantes del pueblo de Cundinamarca, legítima y legalmente congregados para tratar y resolver lo concerniente a su felicidad, habiendo tomado en consideración el importante punto de si era ya llegado el caso de proclamar solemnemente nuestra absoluta y entera independencia de la Corona de España, por la emancipación en que naturalmente hemos quedado después de los acontecimientos y disolución de la Península y gobierno de que dependíamos. Habiendo tenido largas y maduras discusiones en que se trajeron a colación las antiguas obligaciones que por solemnes juramentos nos unían a la Madre Patria, los que nuevamente se habían hecho; el espacio de tres años en que nos hemos mantenido en un estado de expectación y de neutralidad respecto a los sucesos de la España europea; y finalmente la necesidad en que nos ponía de deliberar y tomar un partido activo la aproximación de tropas mandadas por el Gobierno de España y a nombre de un Rey que en el dilatado tiempo de cinco años no se sabe haya hecho el menor esfuerzo para salvar la España de los males que la abruman, y mucho menos para librar la América de correr igual suerte, hemos decretado:

Que en atención a que por haber los Reyes de España desamparado la nación pasándose a un país extranjero; a la abdicación que sucesivamente hicieron de la Corona, renunciando el padre en el hijo, éste luego en el padre, y ambos en Napoleón Bonaparte; a la ocupación por las tropas francesas de la mayor parte de la Península, en donde ya tienen un Rey de la misma nación, las Américas se han visto en la precisión de proveer a su seguridad interior dándose un Gobierno provisional, entre tanto que con el transcurso del tiempo y el curso de los sucesos deliberaban el partido definitivo que debían tomar; y que habiendo pasado ya el tiempo de tres años sin que esta moderada conducta les haya valido para que los españoles peninsulares, desconociendo en América los mismos principios que ellos han proclamado en Europa, no sólo no hayan dejado de molestarles, sino que declarándoles una guerra abierta los han tratado por todas partes como a insurgentes armando al hermano contra el hermano, al ciudadano contra el ciudadano, al padre contra el hijo, confiscando sus bienes, derramando por todas partes la consternación y manchando el suelo americano con la sangre de los mismos españoles americanos y europeos que debería haberse conservado para derramarla contra cualesquiera nación extranjera que quisiera privarnos de los derechos que nos eran comunes; y a que estos males se acercan ya sobre la Provincia de Cundinamarca, que no sólo no había hecho un formal desconocimiento del Rey Fernando [VII], sino que era el asilo de cuantos españoles europeos se veían perseguidos en otras partes; y a lo impolítico y bárbaro que sería seguir en el mismo estado, y a la aproximación de tropas enemigas mandadas por españoles que, violando la santidad del juramento, vienen a atacarnos en nombre de un Rey y de una Nación que en el orden político ya no existe.

En atención también al peligro que corre nuestra santa y adorable Religión si permanecemos mas tiempo en este estado, tanto por el riesgo de que al finalizarse la conquista de España por los franceses nos quisieran éstos obligar a reconocer la dependencia del Rey José Bonaparte, o la de trasladarnos a América al Rey Fernando [VII] imbuído ya en sus máximas, y quizá rodeado de ministros y tropas francesas; como por la falta bien sensible que en el día se nota de pastores eclesiásticos, no habiendo quedado en toda la Nueva Granada un solo Arzobispo ni Obispo que pueda ejercer las funciones de su ministerio, cuya falta nos iría insensiblemente reduciendo a la nulidad de ministros que prediquen el Evangelio, administren los Sacramentos, y atiendan a la conservación y aumento de la Religión; y que por lo mismo es de absoluta necesidad el que saliendo del estado de pupilaje, nos pongamos de acuerdo con las otras Provincias que han hecho o hagan igual declaratoria, en el de poder ocurrir al Padre Santo solicitando el remedio que cada día se hace más urgente.

En consecuencia de todo esto, y en atención, finalmente, al derecho incontestable e imprescriptible que tienen todos los pueblos de la tierra de proveer a su seguridad y de darse la forma de gobierno que crean más conveniente a labrar su felicidad; nosotros los representantes del pueblo de Cundinamarca, usando de este derecho y compelidos a adelantar este paso por los esfuerzos de nuestros impolíticos y crueles opresores, declaramos y publicamos solemnemente en nombre del pueblo, en presencia del Supremo Ser, y bajo los auspicios de la Inmaculada Concepción de María Santísima, Patrona nuestra, que de hoy en adelante Cundinamarca es un Estado libre e independiente que queda separado para siempre de la Corona y Gobierno de España y de toda otra autoridad que no emane inmediatamente del pueblo o sus representantes; que toda unión política de dependencia con la Metrópoli está rota enteramente; y que como Estado libre e independiente tiene plena autoridad de hacer la guerra, concluir la paz, contraer alianzas, establecer el comercio, y hacer todos los otros actos que puedan y tienen derecho de hacer los Estados independientes. Y llenos de la más firme confianza en el Supremo Juez que conoce la rectitud y justicia de nuestros procedimientos, nos obligamos al sostenimiento de esta declaratoria con nuestras vidas, nuestros bienes y nuestro honor, que después del solemne juramento que prestamos nos es lo más sagrado sobre la tierra.

Santafé de Bogotá, a diez y seis días del mes de julio de mil ochocientos trece.

Manuel Bernardo Alvarez, Presidente; José de Leyva, Vicepresidente; José Ignacio Sanmiguel, Designado; Juan Bautista Pey, José Domingo Araos, Fernando Caicedo, Pablo Plata, Fray Juan Antonio de Buenaventura y Castillo, Fray Santiago Páez y León, Juan Agustín Matallana, Fray Diego Antonio de la Rosa, Luis Eduardo de Azuola, Luis Ayala; José María Carbonell, José Sanz de Santamaría, José María Chacón, Lorenzo Ley, Pantaleón Gutiérrez, Manuel de Santacruz, Pedro Núñez, Ramón Calvo, José Ortega, Antonio Patiño de Haro, Rafael Araque Ponce de León, Fernando Rodríguez, Ignacio Calderon, Vicente Santamaría, Tomás Barriga y Brito, Santiago de Vargas, José María Domínguez de la Roche, Tomás Gómez de Cos, Antonio Viana, Miguel José Montalvo, Jerónimo de Mendoza y Galavís, Manuel María Alvarez Lozano, José Antonio de Torres y Peña, Vicente Antonio Benavides, José Antonio Castro, José Arrubla, Enrique Umaña, Victoriano Ronderos, Juan Martínez Malo, Bernardo Pardo, Juan Zalamea; Pedro Ronderos, Secretario; José María Hinestrosa, Secretario.

Y mando a todos los Tribunales, Corporaciones de todas clases y estados, Jueces y demás ciudadanos de la comprensión del Estado de Cundinamarca la tengan y hayan por publicada, obedezcan y cumplan la citada resolución; pasando el día de mañana en que celebramos el aniversario de nuestra transformación política al salón del mismo Colegio a prestar el juramento las Corporaciones y Tribunales de la Representación Nacional, el Cuerpo Cívico, Cabildo Eclesiástico, Gobernadores del Arzobispado, Prelados de las Comunidades y Jefes Militares; debiendo hacerlo sucesivamente los demás ciudadanos ante el Cabildo y demás jueces que se señalarán, bajo la pena de que el que se negare a prestarlo quedará despojado de los derechos de ciudadano y no podrá obtener ningún beneficio ni empleo público, quedando privado de los que en el día obtuviere; y saliendo de la Provincia los que, además de no jurar, manifestaren desaprobar esta medida necesaria y saludable, quedando sujetos a la pena capital los que atacándola trastornen el orden público.

Publíquese por bando, con las solemnidades prevenidas en toda la extensión del Estado; imprímase y fíjese en los lugares acostumbrados.

Dado en el Palacio de Gobierno de Santafé, a diez y nueve de julio de mil novecientos trece.

Antonio Nariño
Presidente del Estado de Cundinamarca

Por orden de S. E.,
Juan José Mutienx
Secretario

Certifico yo el infrascrito Escribano de este Estado que el bando precedente se ha hecho notorio hoy día de la fecha en esta Capital en los parajes más públicos de ella, con la mayor solemnidad y aparato que por su naturaleza exige la arduidad del asunto de que en él se trata pues a más del crecido número de tropas de infantería y caballería que ha concurrido a solemnizar el acto, ha concurrido también en caballos enjaezados el Cuerpo Cívico con varios ciudadanos, y a pie otros muchos con innumerables gentes del pueblo; y de retaguardia varias piezas de artillería con sus respectivos oficiales y soldados; y la expresada publicación se ha por consiguiente ejecutado a son de caja, usanza de guerra, y por voz de José Rafaél Parra que hizo oficio de pregonero. En certificación de lo cual y para su debida constancia y efectos, pongo y firmo la presente en Santafé, fecha ut retro.

Vicente de Roxas
Escribano Público

Es copia de que certifico. Santafé, 21 de julio de 1813,
(Hay una firma)

(Tomada de Antonio Nariño - Pensamiento Político y Constitucional, pp. 167 a 171. )





martes, 9 de junio de 2020

A PROPÓSITO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LOS ARCHIVOS


Registro de la Junta del Vecindario de la Parroquia de Zipaquirá celebrada en 1798
donde se pide la erección de Zipaquirá en Villa. Presidida la Junta por el
Corregidor Manuel de Villaroel y Visconde. (Archivo Centro de Historia de Zipaquirá). 



“La falta de archivos de una sociedad
es tan anormal como la carencia de memoria en el individuo”
Jorge Palacios Preciado (q.e.p.d.)
Director del Archivo General de la Nación
1989 - 2003

Como lo recuerda el Archivo General de la Nación, hoy 9 de junio se celebra el Día Internacional de los Archivos; nuestra ciudad, Zipaquirá, tiene un lugar prominente en el escenario histórico nacional, aportes que se evidencian precisamente en infinidad de documentos conservados en el Archivo General de la Nación y en otras entidades. Desde el Centro de Historia de Zipaquirá queremos en este día recordar algo de ese pasado local el cual hemos podido conocer gracias a los archivos y a quienes se desempeñan en dicha labor.

Siguiendo a nuestro máximo historiador Don Luis Orjuela, tenemos que, sí quisiéramos hablar formalmente del inicio de un archivo en Zipaquirá debemos ir al año 1779 con ocasión de la creación del oficio de Escribano en Zipaquirá; no obstante como bien lo señala Orjuela y como igualmente lo hemos podido comprobar, dicha circunstancia no da entender que antes de dicho año no existieran archivos o se conservaran documentos respecto de las actuaciones oficiales, ya que los Corregidores de Indios o Naturales del partido de Zipaquirá en su momento expedían escrituras y tomaban una serie de decisiones como autoridades de justicia (Orjuela, 1909: 556), las cuales aún se conservan tanto en el Archivo General de la Nación como en el archivo del Centro de Historia local.  

Los archivos son guardianes de la historia y del acontecer de un pueblo y por ende fuente obligada a la hora de reconstruir dicha historia,  precisamente cumplen un fin esencial para no caer en la pseudohistoria como recientemente con tristeza vemos caen autoridades locales quienes a través de su páginas difunden datos históricos y relatos errados respecto de sus territorios, ya que no se preocupan por un estudio a fondo, sino que se someten a lo inmediato o se fían de lo primero que encuentran tanto en escritos o en documentos que corren por la red sin soporte alguno.

De otro lado, en este día vale la pena transcribir como Luis Orjuela en la “Disección anatómica” – título que le dio a la primera parte de su obra Minuta Histórica Zipaquireña de 1909 – resaltaba la importancia de los archivos en el ejercicio del historiador y sobre todo para cumplir el objetivo que se había propuesto de escribir un libro sobre la historia de Zipaquirá, decía pues Orjuela:

“…(..)… Ese resultado fue el de encender más mi coraje para encarnizarme de veras en la averiguación de lo que el pasado de Zipaquirá ocultase al adormecimiento de sus propios hijos; y de tal punto para adelante, cátame ahí, lector discreto, embarbascado en escrudiñar lo que nuestra codicia de empleados proletarios hubiese permitido salvar de nuestros saqueados archivos, ó lo que de nuestros incipientes archivos el perpetuo estado de guerra en que nos agitamos no hubiere alcanzado á convertir en cartuchos. En tan ingrata labor, tuve la paciencia de revisar los protocolos de ochenta años, los documentos y libros parroquiales que se custodian y llevan en la casa cural, los rezagos, entonces todavía sobrevivientes, de lo que formaba el archivo de la antigua Jefatura política del Cantón, cuanto, en una palabra, juzgué podría darme luz; y de todo saqué extracto ó tomé nota, en servicio de la idea que llevaba entre ceja y ceja (Orjuela, 1909: x)”. (ennegrecido fuera del texto).

Recordemos igualmente que en el año 2006 se publicó en el Boletín No. 26 de la Academia de Historia de Cundinamarca, un interesante artículo denominado “Sinopsis de la recuperación del Archivo Histórico de Zipaquirá”, preparado por Pedro Velásquez Cortés, para aquel entonces Jefe de Archivo y Correspondencia de la Alcaldía de Zipaquirá, documento de gran valor y en el cual su autor nos presentó una tabla contentiva del “Análisis cronológico del comportamiento del archivo desde el año 1906”, de donde hoy vale la pena resaltar datos como los siguientes: 1906, bajo la alcaldía de Julio Sánchez se crea el archivo municipal y se destina el depósito del Palacio Municipal para dicho fin; 1944, bajo la alcaldía de Carlos E. Acosta, disminución presupuestal por la pérdidas de la explotación de la sal. Zipaquirá es declarado centro industrial del Departamento, por lo que se incrementa la consulta de los archivos de planeación y obras públicas; 1958, bajo la alcaldía de Rafael María González Rosas, primer inventario del archivo y descentralización del mismo por dependencias; 2006, bajo la alcaldía de José Edilberto Caicedo Sastoque, se crea mediante Acuerdo No. 07 de 21 de junio, el Consejo Municipal de Archivos de Zipaquirá. (Velásquez, 2006: 107 a 111); a propósito sería interesante que si no se encuentra activo se reanudaran las labores de dicho consejo de archivos municipal.

En este día, también queremos compartir algunas imágenes de documentos en los cuales se conserva la historia de nuestra ciudad y que hacen parte del archivo del Centro de Historia de Zipaquirá, ya que como se dice, una imagen vale más que mil palabras.

Parte final de una Junta del Vecindario de la Parroquia de
Zipaquirá en 1798. Aparecen las firmas de los vecinos.
(Archivo Centro de Historia de Zipaquirá). 



Real Cédula de 1796, comunicando un aspecto sobre
matrimonios de militares y sus hijos. Escribanía de Zipaquirá
(Archivo Centro de Historia de Zipaquirá). 


Indulto concedido por Morillo en 1816 y comunicado por el Comandante General Miguel de la Torre
en Zipaquirá el 4 de mayo de 1816. Impreso en Santafé de Bogotá en 1816.


  
Libro de recibido de autos en la Escribanía de Zipaquirá
1788 - 1800
(Archivo Centro de Historia de Zipaquirà). 

Finalmente compartimos la frase que el Archivo General de la Nación,  ha fijado hoy para conmemorar, el Día Internacional de los Archivos:

 “Los archivos CONSERVAN la herencia documental del MUNDO y la MEMORIA de los pueblos que lo conforman”.

Ernesto Campos García
Presidente Centro de Historia de Zipaquirá.



Bibliografía:

ORJUELA, Luis, Minuta Histórica Zipaquireña, Imprenta de “La Luz”, Bogotá, 1909.

VELÁSQUEZ, Pedro, “Sinopsis de la recuperación del archivo histórico de Zipaquirá”  en Boletín de la Academia de Historia de Cundinamarca, No. 26, año 2006,  Impresos Tacama, Zipaquirá. 



jueves, 28 de mayo de 2020

BOLETÍN MUNICIPAL DE ZIPAQUIRÁ 90 AÑOS - 1930 - 23 MAYO 2020

La prensa escrita en Zipaquirá surge en el año 1863 con ocasión de la designación de la ciudad de la sal como capital del Estado Soberano de Cundinamarca, toda vez que comenzará a publicarse en Zipaquirá el periódico oficial del Estado denominado, “El Cundinamarqués”; a la par con la prensa oficial, surgirá en dicho año igualmente  la prensa escrita privada  con la aparición del periódico “El Pueblo” dirigido por Lino Ruíz, el cual se editaba en la imprenta el Estado Soberano de Cundinamarca.

Durante el siglo XIX se publicaran un buen número de periódicos en Zipaquirá, para mayor información se puede consultar en este blog la entrada de 22 de febrero de 2016, en donde presentamos una breve nota al respecto.

Entrado el siglo XX, la prensa escrita tanto oficial como privada en Zipaquirá será abundante gracias al posicionamiento que logró la ciudad al ser designada capital del departamento de Quesada y contar a la vez con imprenta propia.

La anterior experiencia permitió que pese a la desaparición del departamento de Quesada en 1910, no se menguara el interés de los zipaquireños en continuar produciendo  órganos periodísticos de calidad los cuales además de informar se convirtieron en  tribunas políticas y culturales.

Dentro de ese importante listado de publicaciones en Zipaquirá durante el siglo XX, tenemos el BOLETÍN MUNICIPAL – órgano oficial del municipio de Zipaquirá -, creado por Acuerdo No. 18 del 29 de marzo de 1930 expedido por el Concejo Municipal y cuyo primer número salió a la luz pública el 23 de mayo de 1930, es decir hace 90 años.

Como se plasmó en su primera entrega dicha publicación oficial  tenía dos fines: el primero dar a conocer en todo su alcance las labores del Concejo municipal de aquel entonces y formar en sus integrantes un verdadero sentido crítico, "encaminado por las paralelas de la cordura y del civismo patriótico, del que queden alejados los sentimientos personales y bastardos y sólo aliente el espíritu serenado del razonamiento filosófico[1]”.

Boletín Municipal No. 1 - 23 mayo de 1930
Archivo Centro de Historia de Zipaquirá

El primer director del Boletín Municipal fue Fidel Benito en su calidad de Secretario del Concejo de Zipaquirá, a su cargo estuvieron las primeras 9 ediciones comprendidas entre mayo del año 1930 y octubre de 1931, esta última correspondiente a una edición especial y que hoy podríamos denominar de lujo y bajo la cual se terminaba el periodo del Concejo correspondiente a los años 1929 a 1931.  

A partir de la entrega número 10 de 28 de junio de 1932, asumirá  su dirección Guillermo Quevedo Zornoza,  al ser designado Secretario del Concejo de Zipaquirá, labor que desempeñará hasta el número 96 de 30 de abril de 1937, toda vez que mediante Acuerdo No. 5 de 22 de abril de 1937 el Concejo Municipal le concedía a Quevedo Zornoza, licencia para ir a ocupar su puesto en la Asamblea Departamental como Diputado por el círculo electoral de Zipaquirá. 

Entrega No. 76 del Boletín
Archivo Centro de Historia de Zipaquirá

Ante el retiro provisional del Maestro Quevedo Zornoza de su cargo de Secretario del Concejo Municipal de Zipaquirá, asumirán como Directores del Boletín Municipal, Alfredo Escobar G. y Luis Vargas Corchuelo, respectivamente,  llegando así la publicación a su número 101 el 15 de mayo de 1938, consistentes en 8 años de tarea informativa oficial.  

La colección más completa del Boletín Municipal que hemos podido consultar, abarca del No. 1 de 1930  hasta el No. 101 de 1938. A la fecha desconocemos si en los años siguientes fue publicado (1939 a 1947), toda vez que los números más cercanos que hemos hallado corresponden a una edición del 3 de agosto de 1948 y una edición extraordinaria del 3 de agosto de 1949, bajo la dirección las dos de Rafael María González R. como Secretario del Concejo, Boletín  en formato de 1/8, es decir mucho más grande que los anteriores,  y editado en los talleres de la imprenta municipal de Zipaquirá, desafortunadamente dichas ediciones no fueron numeradas, más sí reseñan que dicha publicación fue creada por el Acuerdo No. 18 de 1930, es decir pueden considerarse una segunda etapa del Boletín Municipal.  

Edición extraordinaria del 3 de agosto de 1949
segunda etapa
Archivo Centro de Historia de Zipaquirá

Posteriormente vendrá en el año 1959 una tercera etapa en la vida del Boletín Municipal de Zipaquirá, al respecto tenemos en nuestro poder el número 3 de dicha etapa, el cual fue dedicado completamente a la celebración del centenario del natalicio de Monseñor Carlos Cortés Lee y que desafortunadamente no contiene mayor información sobre la publicación, más allá de reseñar a su director encargado para ese momento, Alcides Torres Obregon y como decíamos poner de presente que corresponde dicha entrega a la tercera etapa del Boletín, respecto a esta etapa vale la pena mencionar que en diferentes charlas que tuve con el Historiador y Ex – Alcalde de Zipaquirá ya fallecido, Rafael María González Rosas, quien fuera también Miembro de Número de la Academia de Historia de Cundinamarca, pude conocer otros dos números de esta tercera etapa del Boletín Municipal, dedicados al cierre de los hornos de sal en Zipaquirá que causó tanto impacto en 1959, Boletines que hacían parte del archivo del citado historiador zipaquireño.

Tercera etapa del Boletín Municipal
año 1959
Archivo Centro de Historia de Zipaquirá

El rastro de la historia del Boletín Municipal de Zipaquirá se pierde acorde a nuestras investigaciones en esa tercera etapa iniciada en el año 1959, a la fecha luego de varios rastreos no hemos encontrado más números o ediciones publicadas, lo que en un inicio nos podría dar a entender que a partir de los años sesenta del siglo XX se dejó de publicar.

El Boletín Municipal – órgano oficial del municipio de Zipaquirá, no solo fue una hoja de información sobre las actividades oficiales del Concejo y de la Administración municipal, sino que también se convirtió en una tribuna cultural en donde se publicaban interesantes artículos sobre la historia de Zipaquirá y se rendía homenaje a sus grandes hombres, es decir constituye una fuente básica y obligada para conocer, estudiar e investigar la historia de Zipaquirá en las primeras décadas del siglo XX, en especial la década de los años treinta;  por tal motivo que mejor que rendir con esta pequeña reseña un homenaje a sus fundadores los cabildantes del año 1930, señores: Manuel José Cárdenas, Luis Alberto Pinzón, Pedro Mario Alvarado, Augusto Colmenares Oramas, José Alberto Vélez, José Agustín Daza, Juan Manuel García Araos y Pablo Emilio Linares y desde luego a sus primeros directores Fidel Benito  y Guillermo Quevedo Z.  

ERNESTO CAMPOS GARCIA
Presidente Centro de Historia de Zipaquirá
Secretario Academia de Historia de Cundinamarca


Fuentes:
Para la realización de la anterior nota, hemos tenido a nuestro alcance los números 1 al 101 del Boletín Municipal en su primera etapa, así como las ediciones del 3 de agosto de 1948 y 1949 y el número 3 de su tercera etapa del año 1959. 


[1] Boletín Municipal, órgano del municipio de Zipaquirá, año I, número 1, 23 de mayo de 1930, Director Fidel Benito.