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lunes, 23 de febrero de 2015

EL BOEING 720-B "NARIÑO" DE AVIANCA


A PROPÓSITO DE LOS 250 AÑOS DEL NATALICIO DEL PRECURSOR DE LA INDEPENDENCIA  DON "ANTONIO NARIÑO". 

EL PRÓXIMO 9 DE ABRIL, NUESTRO PAÍS DEBERÁ CONMEMORAR LOS 250 AÑOS DEL NATALICIO DEL PRECURSOR DE LA INDEPENDENCIA Y PADRE DE CUNDINAMARCA DON ANTONIO NARIÑO, POR TAL MOTIVO EL CENTRO DE HISTORIA DE ZIPAQUIRÁ, FILIAL DE LA ACADEMIA DE HISTORIA DE CUNDINAMARCA,  A PARTIR DE LA FECHA SE VINCULA CON DICHA CONMEMORACIÓN, DEDICANDO UN ESPACIO DE ESTE MEDIO DE INFORMACIÓN PARA RECORDAR LA VIDA Y OBRA DEL PRECURSOR.

DAMOS INICIO A ESTE ESPACIO, CON UN CORTO PERO INTERESANTE ARTÍCULO, QUE NOS DARÁ A CONOCER UNO DE LOS HOMENAJES QUE RINDIÓ LA EMPRESA PRIVADA A NUESTRO PRECURSOR EN EL AÑO DE 1965, CON OCASIÓN DEL BICENTENARIO DE SU NATALICIO. 

Billete de 5 pesos plata, emitido por el Banco de la República en el año de 1941 con la efigie
de Antonio Nariño en su juventud. (colección particular). 

"EL BOEING 720-B "NARIÑO"
“DE AVIANCA


Por Ernesto Campos García
Miembro de Número
Academia de Historia de Cundinamarca

En su ensayo: “Algunos aspectos de la personalidad histórica de Colombia”, publicado en el año 1969, Jaime Jaramillo Uribe, resalta que en nuestra nación a diferencia del contexto hispanoamericano, fue débil y muy ausente el fenómeno del caudillismo, elemento de nuestra personalidad histórica,  al cual le atribuye razones de orden económicas y sociales desarrolladas desde la misma colonia y la gran influencia que en nuestra sociedad han tenido las clases o partidos políticos tradicionales y el civilismo[1].

Esa gran influencia de la sociedad civil y el no surgimiento de caudillos fuertes y constantes, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, a diferencia del fenómeno que se presentó en países como Argentina, Nicaragua, República Dominica, Venezuela o Paraguay y de la que  hablaba Jaramillo Uribe;  al día de hoy podemos considerarla como una causa histórica, para que en un país como Colombia una vez iniciada la república, haya sido tan marcado el interés por estudiar, escribir biografías, resaltar y homenajear a nuestros precursores y próceres del periodo de la independencia, es decir a la generación denominada como los ilustrados de la Nueva Granada, labor que tuvo un fortalecimiento y mayor ahínco a partir del surgimiento de la historiografía académica en el año 1902 con  la fundación de la  Academia Colombiana de Historia y la posterior creación de centros de historia y academias departamentales.    

Un ejemplo de este aspecto tan marcado de la personalidad histórica de nuestra nación, se vivió durante el año 1965 al conmemorarse el bicentenario del natalicio del Precursor de la Independencia Don Antonio Nariño, en donde una gran parte del territorio nacional, así como sus instituciones públicas y privadas se volcaron a celebrar con diferentes tipos de actos dicha efeméride.

El programa de conmemoración, estuvo liderado desde el  comienzo por la Academia Colombiana de Historia, para ese entonces bajo la presidencia del General Julio Londoño, la institución conformó una comisión  de la cual hicieron parte los académicos, Guillermo Hernández de Alba, Carlos Restrepo Canal, Bernardo J. Caycedo y Oswaldo Díaz Díaz, acompañados por Alfonso Lozano Caballero en representación del departamento de Cundinamarca, un representante del distrito especial de Bogotá y un delegado las fuerzas militares; los logros más significativos en aquella ocasión podemos resumirlos así: se designó la residencia del Presidente de la República como “Casa de Nariño, se adelantó la creación y adecuación de la sala Antonio Nariño en el museo  20 de julio hoy denominado museo de la independencia,  patrocinada por la Gobernación de Cundinamarca quien donó en dicha época la suma de cien mil pesos para su adecuación; la compra del predio anexo al citado museo, en donde se levantó posteriormente el obelisco de la libertad ideado por Nariño, gracias al apoyo económico otorgado por el banco de la república y la creación de la orden civil cundinamarquesa “Antonio Nariño” por parte de la asamblea de Cundinamarca[2].

Los anteriores logros,  los encontramos condensados en los propósitos que se plantearon en diversos actos administrativos promulgados desde el ejecutivo nacional, distrital y departamental y que en su gran mayoría se cumplieron, siendo estos el decreto No. 866 de 9 de abril de 1965 expedido por el presidente Guillermo León Valencia; el acuerdo No. 143 del Concejo del distrito especial de Bogotá; la ordenanza No. 8 de 21 de noviembre de 1964 de la Asamblea de Cundinamarca, la resolución No. 1 de 10 de abril de 1965 de la misma corporación y el decreto No. 363 de 3 de abril de 1965 expedido por el gobernador de Cundinamarca Francisco Gaviria Rincón.     

Pero quizás el homenaje más representativo y pudiéramos decir original, no solo por haber sido iniciativa de la empresa privada, sino por el significado de liberación económica en que se enmarcó y como lo veremos a continuación,  fue la decisión  tomada por la junta de accionistas y directivos de la aerolínea Avianca, de bautizar uno de sus aviones con el  apellido del precursor y padre de Cundinamarca.

A partir del año 1961, la empresa Avianca introdujo a su flota uno de los aviones comerciales más modernos para ese entonces, la aeronave a reacción conocida como “BOEING 720 B”, ingresando dicha empresa en la era del jet, en un inicio se adquirieron  dos unidades las cuales fueron bautizadas como “Bolívar y Santander”, cuatro años después en 1965, se suma un elemento más a su flota matriculado bajo el número HK 726, al cual con ocasión  del año del bicentenario del natalicio del precursor se le bautizó con su apellido,  el viernes 9 de abril de 1965 sobre las 12 y 30 del día, en las instalaciones del aeropuerto  y designándosele como  madrina a doña María Luisa Ibáñez Manrique, bisnieta del precursor.

Imagen de uno de los Boeing 720-B, adquiridos por la empresa Avianca en los años
sesenta del siglo pasado. Tomada de www.skyscrapercity.com
Con la compra de estos modernos jets la empresa Avianca, conformó la que denominó  su  “flota de los libertadores”, con la cual tal y como lo mencionara su Presidente Juan Pablo Ortega en el acto de bautizo del boeing 720 B “Nariño”, pretendían en primer lugar contribuir a la prosperidad nacional,  estar a la vanguardia de la aviación latinoamericana y que dichas naves fueran un símbolo de libertad y cumplieran el objetivo de contribuir a la liberación económica del país, metas  que para que dieran fruto, era necesario el apoyo y acompañamiento continuo del gobierno nacional, a fin de que se proyectaran en el tiempo y formaran las bases de una política internacional que amparará los intereses económicos de Colombia, lo anterior debido a la fuerte competencia  que  en  los años sesenta ejercía el transporte aéreo internacional[3].

El Historiador  boyacense Pedro Gustavo Huertas Ramírez,   sostiene que: “En los anales de los pueblos y de las naciones, hay acontecimientos que por su transcendencia dejan profunda huella y se constituyen en hitos coyunturales de su desarrollo histórico[4]”, vemos como dicha condición se cumple con  Antonio Nariño, ya que más allá de querer entronizarlo en el olimpo de los héroes o próceres de Colombia, su vida y obra se ha convertido en un hecho histórico de larga duración, el cual siempre estará presente y será factor fundamental en el desarrollo de los diferentes aspectos de la sociedad colombiana, como en efecto lo fue para la empresa avianca en la década de los sesenta del siglo pasado, entidad comercial que para hacer un llamado de liberación económica y solicitar el continúo acompañamiento y apoyo del ente estatal en su labor empresarial, tuvo a bien recordar los ideales y pensamiento de don Antonio Nariño y por tal motivo signó el apellido del padre de Cundinamarca en uno de los aviones de su flota,  el cual estaba llamado a cumplir dicha misión, es decir el boeing 720 B de matrícula HK 726, que surcó los aires llevando en alto la bandera colombiana y el nombre del precursor de su independencia, siendo necesario reiterarlo, como símbolo de liberación económica y no sometimiento a la arrolladora industria área internacional, labor que cumplió  hasta el año 1984 cuando fue jubilado".
  


[1] Jaime Jaramillo Uribe. La personalidad histórica de Colombia y otros ensayos. Pags. 131 a 153. Biblioteca Básica Colombiana. No. 28. Bogotá 1977.
[2] Para los interesados en conocer más detenidamente el desarrollo de la conmemoración del bicentenario del natalicio de Antonio Nariño en 1965, véase: Boletín de Historia y Antigüedades de la Academia Colombiana de Historia Volumen LII Nos. 606, 607 y 608. Abril a junio de 1965. E igualmente en el volumen CVI de la Biblioteca de Historia Nacional “Segundo centenario del nacimiento de don Antonio Nariño” por Oswaldo Díaz Díaz. Editorial Kelly. 1965. Academia Colombiana de Historia. 
[3] Juan Pablo Ortega. Boletín de Historia y Antigüedades Nos. 606, 607 y 608. “En el aeropuerto de el dorado”. Pgas. 337-338. Abril a mayo de 1965. Bogotá. S.I.
[4] Pedro Gustavo Huertas Ramírez. Boyacá Perfiles históricos de identidad regional y nacional. Tunja – Boyacá. Búho Editores. 2004. 


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